
Escucha esto con calma porque es la parte que la sociedad entera quiere ocultar: la promiscuidad no afecta igual a hombres y mujeres.
Nosotros podemos tener sexo con diferentes personas sin que eso destruya nuestra percepción, nuestra estabilidad emocional o nuestra capacidad de vincularnos. Ellas no.
La ser de luz moderna cree que puede comportarse como un hombre… pero su biología, su psicología y su emocionalidad no fueron diseñadas para eso.
Tener sexo con muchos hombres no solo les baja el valor en el mercado sexual, también les hace un daño interno que casi ninguna admite:
— se desconectan de su capacidad de apego,
— se vuelven más frías emocionalmente,
— se acostumbran a relaciones vacías,
— pierden selectividad,
— se vuelven reactivas,
— su autoestima se fragmenta,
— su estabilidad se derrumba.
La libertad mal usada se convierte en la peor cárcel. Ellas creen que están “empoderadas”, cuando en realidad se están destruyendo, dejándose moldear por hombres que no sienten nada por ellas y rompiendo su propio sistema emocional cada vez que abren las piernas sin filtro.
Mientras más cuerpos recorren, menos pueden construir algo real. Mientras más aventuras buscan, más vacías regresan.
Mientras más quieren actuar “como un hombre”, más terminan pagando el precio que solo una mujer paga.
El mundo les dijo: “Haz lo que quieras, vive tu libertad, disfruta, nadie te juzga”. Pero ese discurso jamás menciona que esa misma libertad las lleva a tomar decisiones que luego las quiebran por dentro. Un hombre con juego no las juzga.
Las entiende. Y por eso jamás se compromete con una mujer que ya viene rota por sus propios actos (solo fines recreativos).
La promiscuidad no es igualdad. Es deterioro. Y ellas son las únicas que lo pagan.
Si quieres aprender a identificar mujeres estables y evitar a las que ya se destruyeron por malas decisiones, domina la psicología femenina !!
Por Pascual Montenegro Blandon















