CIUDAD DE MÉXICO – Fiscales estadounidenses han acusado a dos líderes de uno de los grupos más violentos de México, Los Zetas, de dirigir al sanguinario Cártel del Noreste que lo sucedió desde prisión, donde permanecen desde hace más de una década, según una acusación hecha pública el miércoles en Washington.
De acuerdo al documento, Miguel Treviño Morales, detenido en 2013, y su hermano Omar Treviño Morales, en 2015 —apodados el “Z-40” y el “Z-42″ respectivamente— “renombraron a Los Zetas como Cartel del Noreste” (CDN) y desde la cárcel “continuaron controlando el cártel e instalaron a varios familiares” para que realizaran operaciones desde fuera.
Los Treviño Morales se encuentran acusados por los fiscales estadounidenses de ser miembros de una organización criminal, de conspiración para el tráfico de drogas, de delitos con armas de fuego y de conspiración para el lavado de dinero. Les señalan actividades delictivas en México, Guatemala, Colombia, Venezuela y Estados Unidos.
“El CDN sigue siendo el cártel sucesor de los Zetas y continúa las actividades criminales de narcotráfico llevadas a cabo anteriormente por los Zetas”, detalla el documento.
La publicación de la acusación contiene un fuerte cuestionamiento a las autoridades federales mexicanas que, de acuerdo a lo expuesto por los fiscales estadounidenses, no han podido mantener a esos narcotraficantes alejados de las actividades delictivas a pesar de estar en la cárcel, donde los reclusos pueden celebrar a menudo un gran número de reuniones con muy poca vigilancia, lo que les permite pasar mensajes al exterior.
Además, los problemas de autogobierno y corrupción en las cárceles mexicanas no son algo nuevo, según han reconocido distintos informes oficiales en numerosas ocasiones.
La prisión estatal de Piedras Negras, en el estado norteño de Coahuila y a sólo seis kilómetros de la frontera con Estados Unidos, sirvió al menos entre 2010 y 2011 como un centro de operaciones de “Los Zetas” cuyas instalaciones lo mismo eran utilizadas para modificar vehículos y confeccionar uniformes como para encerrar a secuestrados y disolver en diésel los cadáveres de sus víctimas, según una investigación de una universidad pública de 2017.
Y el exlíder del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán —que cumple ahora cadena perpetua en Estados Unidos— escapó en dos ocasiones —en 2001 y 2015— de dos cárceles de máxima seguridad mexicanas.