WASHINGTON (AP). — El hijo de Nemesio Oseguera Cervantes, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Rubén Oseguera, quien es conocido como “El Menchito”, ha sido declarado culpable de los cargos relacionados con el empleo de la violencia, entre estos el derribo de un helicóptero militar, para ayudar a su padre a dirigir una de las organizaciones narcotraficantes más grandes y peligrosas de este país.
Rubén Oseguera es hijo de “El Mencho”, quien se encuentra prófugo, y es el segundo al mando del CJNG antes de su extradición a Estados Unidos, en febrero de 2020.
Un jurado federal de Washington, D.C., deliberó por varias horas a lo largo de dos días antes de declarar al joven Oseguera culpable de los dos cargos que se le señalaban: asociación delictuosa para distribuir cocaína y metanfetamina para su importación a Estados Unidos, y utilizar un arma de fuego en una trama de narcotráfico.
“El Menchito se une ahora a la creciente lista de líderes del cártel que el Departamento de Justicia ha condenado en una corte estadounidense”, dijo el secretario de Justicia, Merrick Garland, en un comunicado enviado por correo electrónico. “Agradecemos a nuestros socios de la policía mexicana por su amplia cooperación y sacrificio para procesar a los líderes del Cártel Jalisco”, indica la fuente.
La sentencia del joven Oseguera, nacido en California y con nacionalidades estadounidense y mexicana, será dictada el 10 de enero por la juez de distrito Beryl Howell.
Oseguera no ha mostrado una reacción al veredicto del jurado. Uno de sus abogados le entrega unas palmaditas en el hombro antes de que saliera de la sala.
El gobierno de Estados Unidos ha ofrecido una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información que lleve a la detención del mayor de los Oseguera, “El Mencho”.
Los fiscales hicieron la presentación a los miembros del jurado un fusil con los apodos de Oseguera, “Menchito” y “JR”, junto con las siglas del cártel. El arma estaba en su poder cuando fue detenido.
Las siglas “JR” también estaban grabadas en un cinturón encontrado en el lugar donde se estrelló un helicóptero militar mexicano después de que miembros del cártel derribaran la aeronave con una granada propulsada por cohete en 2015.
Los fiscales dijeron que el joven Oseguera, quien ahora tiene 34 años, ordenó a sus subordinados derribar el helicóptero en Jalisco, para que él y su padre no fueran capturados. Por lo menos nueve personas que iban a bordo del helicóptero fallecieron en el ataque, de acuerdo con los fiscales.
Oseguera ordenó el asesinato de al menos 100 personas, y con frecuencia se jactaba de asesinatos y secuestros, según los fiscales. Afirmaron que disparó y mató personalmente a por lo menos dos personas, entre ellas un narcotraficante rival y un subordinado desobediente.
Durante los alegatos finales del juicio, la fiscal del Departamento de Justicia Kaitlin Sahni describió a Oseguera como “un príncipe, el heredero de un imperio”.
“Pero esto no era un cuento de hadas”, dijo. “Esta fue la historia de drogas, armas y asesinatos cometidos por el acusado, contada a ustedes por las personas que la vieron de primera mano”.
Los miembros del jurado escucharon el testimonio de seis testigos colaboradores que vincularon a Oseguera con el narcotráfico.
El abogado defensor Anthony Colombo trató de atacar la credibilidad y los motivos de los testigos, calificándolos de “sociópatas” que dijeron mentiras interesadas sobre su cliente.
“Todos son mentirosos patológicos”, aseveró.
Los miembros del jurado también vieron mensajes codificados de BlackBerry que Oseguera intercambió con otros miembros del cártel. Un intercambio mostraba que Oseguera se ofendió cuando su tío se burló de la pureza de su cocaína, dijo Sahni.
“El acusado estaba orgulloso de la cocaína que distribuía”, añadió.
Columbo argumentó que los fiscales no presentaron pruebas suficientes de que el CJNG traficara con drogas en Estados Unidos.
“Diez años y ni una incautación”, dijo. “No hay pruebas de que llegara a Estados Unidos”.
Pero los fiscales afirmaron que Oseguera utilizó actos de violencia cada vez más extremos para mantener el poder de su familia sobre una operación global de narcotráfico, incluso en Estados Unidos.
“El acusado decidía con quién trabajaba y quién trabajaba para él”, dijo a los miembros del jurado otra fiscal, Kate Naseef.