
El Congreso capitalino ha ejecutado el Código Penal el tema de los pinchazos en el Metro, que ahora es un delito para el que estableció una pena de dos y hasta cinco años de prisión.
La pena estimada sube hasta en una mitad cuando: la sustancia administrada sea psicoactiva, narcótica, psicotrópica o tóxica; ponga en peligro la vida o salud de la víctima; la víctima sea niño, niña, adolescente, mujer, persona con discapacidad, adulta mayor o de un grupo de atención prioritaria; se cometa en medios de trasporte; tenga como finalidad la comisión de otros delitos; se realice por dos o más personas; o se efectúe en un lugar cerrado o que tenga acceso restringido.
Por lo tanto, se estarían estableciendo hasta 7.5 años de cárcel por dicho ilícito.
La reforma se ha titulado ‘en materia de sumisión química por pinchazo’ y fue presentada por la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina.
A nombre de la Comisión de Administración y Procuración de Justicia, el diputado Alberto Martínez Urincho (Morena) subrayó que la importancia de actualizar e incorporar nuevos tipos penales para proteger a la población de nuevas formas de criminalidad.
Recordó que para las últimas semanas se ha registrado en la Ciudad de México un incremento de las denuncias por supuestos “pinchazos” en espacios públicos, especialmente en el Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Aseguró que esta práctica es de modo delictivo que consiste en introducir de forma oculta o subrepticia un objeto punzocortante en el cuerpo de un ciudadano, sin su consentimiento, con el posible propósito de administrar sustancias que perjudiquen su estado físico o mental.
De acuerdo con las denuncias presentadas hasta ahora, las víctimas han reportado síntomas como mareo, somnolencia, confusión y desorientación después de recibir el “pinchazo”, lo que evidencia un riesgo para su integridad, salud y autonomía personal.
Recordó que en las últimas semanas se ha registrado en la Ciudad de México un incremento de las denuncias por presuntos “pinchazos” en espacios públicos, especialmente en el Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Indicó que esta práctica delictiva consiste en introducir de manera oculta o subrepticia un objeto punzocortante en el cuerpo de una persona, sin su consentimiento, con el posible propósito de administrar sustancias que alteren su estado físico o mental.
De acuerdo con las denuncias presentadas hasta ahora, las víctimas han informado sobre síntomas como mareo, somnolencia, confusión y desorientación después de recibir el “pinchazo”, lo que evidencia un riesgo para su integridad, salud y autonomía personal.