
Un abuelito golpeado abruptamente por maras sandinistas.
Chayo, vice tirana de Nicaragua, los obispos no son terroristas. Ellos le hacen frente común al terrorismo que han desatado ustedes, banda de forajidos e inhumanos, desde 1979.
Nuestros obispos tienen derecho de alzar la voz, porque es la misión que les fue encomendada al momento de su ordenación: cuidar al rebaño. A ustedes les gustaría que los obispos y sacerdotes se encierren en los presbiterios, mientras sus esbirros y sus turbas están “cachimbeando” al pueblo. De qué nos servirían unos pastores ciegos, sordos y mudos, mientras la gente está siendo vapuleada y asesinada en las ciudades y en el campo.
La Iglesia es el pueblo y los obispos son parte del pueblo. Ellos están en su derecho de opinar y de denunciar la corrupción y las muertes que tu tiranía comete. Aunque destierren, encarcelen o maten a los profetas, jamás apagarán su voz, porque la palabra de Dios no está encadenada.
Chayo, a Daniel y a ti les enfurece que nuestros pastores no se hayan dejado comprar como otros. Eso les da, a ellos, más autoridad moral para hablar que a ustedes.
Les enfurece que la Iglesia alerte a su pueblo, a evitar los funestos errores que pueden destruir la fe y la familia. Quisieran pastores cobardes e indiferentes, que dejen al rebaño a merced de corruptos y terroristas como ustedes. Esto no les gusta, porque quieren cometer actos de rapiña, persecución; provocar exilio, cometer genocidios sin que los pastores alcen la voz y utilicen su vara de pastor. Por eso han asesinado y desterrado a sacerdotes y obispos, porque desde hace 42 años, ellos han acompañado al pueblo en su martirio, jugándose sus propias vidas. Ellos son héroes y ustedes son viles y cobardes.

No es necesario decirlo, pero los Obispos no son terroristas.
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Atacan a la Iglesia, porque insiste para que a sus hijos les sea concedida la legítima libertad, ya que ustedes no siguen los principios de la verdad y de la justicia. Han sido tan degenerados que han acomodado las leyes y la constitución para cometer injusticias y atrocidades. La Constitución y la Legislación ya no están acordes con los derechos humanos ni con los principios del derecho internacional. Las han adulterado tanto que han desprotegido al pueblo. Han manipulado las leyes a su conveniencia y para sus propios intereses mezquinos. ¿Y todavía quieren que los obispos vean a la gente morir en las fauces de los lobos sin mover ni un dedo?
La Iglesia no se pronunciaría con vehemencia, si tuviéramos gobernantes que velan por los intereses particulares y colectivos, que no le roban ni matan al pueblo, que no niegan la libertad, no la extinguen y no la oprimen. Ustedes han recurrido a la violencia, a la opresión, al soborno y al adoctrinamiento de las conciencias de los ciudadanos y así nunca lograrán la justa prosperidad de la sociedad.
Chayo, no lo entiendes porque eres demasiado soberbia y malvada para entenderlo, pero la Iglesia está encarnada en la sociedad y no puede ignorar la realidad sufriente del pueblo. Nuestros obispos seguirán gritando y arriesgando por su rebaño. Somos una comunidad eclesial, que camina en comunión con sus pastores y siempre estaremos de su lado, como ellos han estado del nuestro. La Iglesia continuará con su MISIÓN INTRÍNSECA: alzar su voz, para denunciar las injusticias de tu tiranía autoritaria, totalitaria y asesina, te guste o no te guste.
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