
Una camioneta del Cartel del Noreste.
Nuevo Laredo – El pastor estaba llegando al refugio con las mollejas cuando empezó a recibir los mensajes. En tanto caminaba entre los migrantes que recibían cortes de cabello y otros esperando algún servicio, su teléfono comenzó a sonar.
El pastor sale del albergue. Un agobiante sol de mediodía estaba en su frente. Agarra el teléfono, dio un toque a la pantalla y lo presionó contra su oreja. Mientras escuchaba los mensajes suspiraba.
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Para entonces, el pastor se había acostumbrado a las amenazas del Cártel del Noreste (CDN), ramificación de los Zetas y agrupación que domina en Nuevo Laredo, polvorienta ciudad industrial en la frontera entre México y Estados Unidos, en el estado de Tamaulipas. Así que las nuevas amenazas se sentían más conmovedoras que sorprendentes.
“Ellos vigilan todos los refugios aquí”, le dijo a InSight Crime, mientras trataba de huir del sol. “Nos extorsionan a nosotros y a los migrantes”, afirmó.

Un grupo del Cartel del Noreste.
Casi todos los directores de refugios para migrantes en la ciudad se encuentran sometidos a presiones semejantes. El Cártel del Noreste tiene operaciones sin impedimentos ni de grupos rivales ni de las autoridades locales que muchas veces son los cómplices de su actividad criminal. El grupo incluso ha realizado secuestros, a pleno luz del día, a algunos defensores de los migrantes a quienes perciben como un obstáculo para sus actividades ilícitas.
Su influencia no esta limitada a los refugios para migrantes. A lo largo de las riberas del Río Grande, vigías pagados siguen todos los movimientos en ambos lados del río. Otros miembros hacen vigilancia en los parques y plazas donde se sabe que se congregan los migrantes. También existen vigías en las terminales de autobuses, mirando quién llega de grandes ciudades, como Monterrey.
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Otra camioneta del Cartel del Noreste.
Y es que en los últimos años, organizaciones de criminales de México han alcanzado tener mayor participación directa en las ganancias que surgen del tráfico de migrantes. Y en Nuevo Laredo, el Cartel del Noreste lleva años manejando sofisticadas unidades de secuestro que retienen a los migrantes que vienen en camino a la ciudad fronteriza o deportados a ella.
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